jueves, 23 de marzo de 2017

Refugio

El silencio
de lo que no quiere
la inunda de aire.
Con el tiempo
       
se esconde
en su cabeza
con los dedos refugiados
en el vientre frágil
un millon de agujas                
atraviesan
lo que no pudo decir.
Bajo la lengua

el rumor
entre las piernas
el hastío
frente a su rostro
una tranparencia lúcida,
que la ajena del entorno.

Flotando entre el murmullo
                                    externo
a su intimidad pasiva:
el galope que la tortura
por dentro
el vaivén excitante
de la duda
(la mejor adrenalina)

Incendiada se arranca los ojos
para poder mirarse
objetivamente
y todo se oscurece.

Los ojos de los otros
no entienden nada
de sus sombras.
El pretexto que la mantiene
                                 rehén

testigo de su furor,
el fuego que la desintegra
y la alimenta. La duplica
ella como dos,
al mismo tiempo
una imagen superpuesta.

La lengua se relaja
se esconde en la garganta
como un animal lastimado
vuelve a su guarida
buscando enfocar,
delinearse.

Escucha su propia voz
como un calor que la envuelve
para volver a empezar
una última vez.

sábado, 11 de marzo de 2017

El hombre látigo

Dientes de hierro
bajo la almohada
para que no pueda llevárselos
la mano que sujeta mi puño.

Encegeciéndome,
como una enfermedad
al vilo del punto débil,

ojos que me miran
siendo noche
mientras
yo me desdoblo

con mil mundos de peso. Arrastro
mi cara para acomodar
mis facciones
a tu lógica sutil.

Otra vez te permito
por todos mis poros,
en la sombra
de mi cuerpo

me escondo. Dentro
late el eco en cada frase
como un mantra infantil.
Otra vez el miedo

en el hueco de la boca,
(mi pastilla favorita
para el mal aliento)

Construyo mi pared
decorada con espejos.

Curo mis heridas con mi propio ego.

Tu imagen se disipa
y al fin el mundo se apaga.

Ojos que me miran
siendo noche
mientras

yo me disuelvo.