sábado, 11 de marzo de 2017

El hombre látigo

Dientes de hierro
bajo la almohada
para que no pueda llevárselos
la mano que sujeta mi puño.

Encegeciéndome,
como una enfermedad
al vilo del punto débil,

ojos que me miran
siendo noche
mientras
yo me desdoblo

con mil mundos de peso. Arrastro
mi cara para acomodar
mis facciones
a tu lógica sutil.

Otra vez te permito
por todos mis poros,
en la sombra
de mi cuerpo

me escondo. Dentro
late el eco en cada frase
como un mantra infantil.
Otra vez el miedo

en el hueco de la boca,
(mi pastilla favorita
para el mal aliento)

Construyo mi pared
decorada con espejos.

Curo mis heridas con mi propio ego.

Tu imagen se disipa
y al fin el mundo se apaga.

Ojos que me miran
siendo noche
mientras

yo me disuelvo.

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