Dentro de este círculo
que mi voz carcome,
se derrite
el fantasma
de las imágenes
que nunca compartimos.
Tu voz como un tintineo
ondulante como el
tiempo que nos conserva
la distancia.
Cerrar los ojos
para recordar
que no fuiste
un espejismo.
Evocándote como
un rito de magia
espesa.
Armo tu rostro con
pequeñas pastillas,
tu sonrisa añejada
en forma de
mueca irónica.
En el reflejo de tu mirada
hace tanto tiempo ausente
soy todavia la nena
que acaricia las paredes.
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